Los hábitos fortalecen nuestra vida

Boletin N° 2

Los padres son un modelo para seguir, no solo a través de la interacción directa con sus hijos sino a través de los ejemplos que establecen con su actitud y comportamiento en la familia y en el mundo exterior. Al abordar sus preocupaciones, compartiendo sus vidas y manteniendo una perspectiva constructiva, los padres pueden estar seguros de que son excelentes modelos para sus hijos.

Todos los padres suelen tener una idea preconcebida de cómo van a ser sus hijos o de cómo les gustaría que fueran. A menudo les exigen que se comporten como ellos no lo hacen, sin darse cuenta de que los padres son el primer modelo para los hijos. Esto lo puedo asegurar como psicóloga por los años de experiencia, ya que permanentemente ayudo a padres con sus hijos.

Para los hijos, los padres son el primero y el principal modelo para seguir. Y hasta que estos alcanzan cierta edad, ven a los padres como héroes, piensan que son los más fuertes, los mejores, los más inteligentes y los más guapos, entre otras muchas cualidades.

Desde bien pequeños los niños juegan a imitar a los mayores con juegos en los que intercambian roles (mamá, papá, médico, vendedor, profesor, policía, bombero), así no solo se divierten sino que aprenden valores, conductas; todo lo que necesitan para abrirse al mundo.

Definición

Los modelos de conducta pueden ser sujetos de admiración y de emulación. A través de sus cualidades personales y logros, pueden inspirar a otros a esforzarse y desarrollar sin la instrucción directa. Debido a su presencia regular y la interacción con sus hijos, los padres pueden servir como modelos de conducta consistentes y de evolución para estos.

Public Broadcasting System señala que los padres pueden ser modelos para el aprendizaje, mediante la integración de lo que los niños en edad escolar ya han aprendido en la vida diaria.

Mediante diversas vivencias e investigaciones que he realizado en instituciones educativas y en familias, he podido observar que las buenas costumbres se convierten en bueno hábitos, luego en virtudes y valores humanos. Las malas costumbres se convierten en malos hábitos, luego en vicios y adicciones tóxicas o en estados de agresividad o violencia continua.

Una buena rutina en las cosas importantes produce una excelente costumbre, que se traduce en un buen hábito y pasa a convertirse en una virtud. Esa cadena empieza con los abuelos, se afianza con los padres y se queda grabada para siempre.

La educación de los hijos empieza con la de los abuelos. Algunos padres no aceptan, bajo ningún concepto, que alguien les comente las malas costumbres que están inculcando a sus hijos, ni explicándoles que esas malas costumbres se convertirán en malos hábitos….

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